Después de varios días, bastantes, me decido a volver a escribir...
Las cosas no han cambiado demasiado, la verdad, todo sigue su curso. Él va creciendo feliz, con sus problemas típicos de la edad , pero contento. Yo en cambio cada día que pasa tengo la sensación de que se me escapa algo, que hay algo que no sé que es y por la misma razón no encuentro la manera de ayudarlo, si es que lo necesita...
Cada día tiene más pluma, cualquiera lo puede apreciar, y yo cada día me siento más indecisa. Nunca le digo nada, ni que deje de hacerlo ni que me molesta, porque lo cierto es que no me molesta, pero tampoco me siento cómoda, tengo que reconocerlo... La gente lo mira con pena o con burla, depende, y yo me siento fatal. No puedo decirle que se contenga, no sería justo, tiene que expresarse, lo sé. Pero por otro lado me encantaría que pasara más desapercibido. Quizás mi actitud es muy egoísta, supongo que en el fondo no quiero sufrir más, y no porque me avergüence de él, Dios me libre, espero que no lo penséis ni por un momento, por favor.
Tengo que hacer grandes esfuerzos, lo reconozco, para llevarlo con normalidad, creo que es una actitud que se aprende, yo la estoy aprendiendo, porque me la estoy encontrando cada día, y claro está, no puedo ni quiero estar dando explicaciones a todo el mundo.
Me pregunto qué hubiera sido de mí si mi hijo no tuviera este "problema", aunque nunca he sido homófoga si un poco intolerante, y siento mucho si en algún momento alguien se ha podido sentir mal a mi lado, de verdad. En mi vida hay un antes y un después, creo que poco a poco he ido cambiando la mentalidad, ahora lo digo y me lo creo, hace unos años no estaba tan segura. Espero llegar a algún día a ser tolerante para alcanzar la normalidad.
De nuevo gracias a los que me hacen ver las cosas desde otra perspectiva.