sábado, 10 de marzo de 2012

GRACIAS.

 Hoy me han explicado un caso muy similar al mio pero con una enorme diferencia. Un niño de tres añitos que juega con muñecas y que le encanta disfrazarse de princesa. Hasta aquí normal. Pero la diferencia con mi caso es que todo esto lo hace a escondidas de su padre. Su madre lo tapa y le esconde las muñecas para que el padre no las vea. Muy fuerte. Lo he comentado con mi marido, ya que la persona que me lo ha explicado ha concluido diciendo que el niño tendrá que ir al psicólogo, a lo que yo he contestado que el que deberá ir es el padre, ya que tiene un gran problema. Mi marido me ha abierto los ojos al decirme que también hay que ponerse en su lugar, que cuando te han educado de una manera y se te presenta una situación tan especial no se sabe por donde salir, que él debe estar seguro de que lo que le han enseñado en casa es lo correcto y no lo que está viendo en su propio hijo. Tiene toda la razón. Él mismo dice que a él no le han educado para aceptar la homosexualidad, pero tampoco para rechazarla. Su conclusión es que le enseñaron lo más importante, el respeto, menuda palabra, la normalidad, que hay que aceptar a las personas como son. Desde aquí quiero felicitarle y agradecer compartir mi vida con él, porque cada día me sorprende con sus lecciones de tolerancia y respeto, por su capacidad de ponerse en el lugar de todo el mundo. Gracias por estar ahí, cada día, sin tí todo sería más duro, contigo todo es más fácil.

martes, 6 de marzo de 2012

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hoy me siento extraña. Le doy vueltas a todo, lo reconozco, pero creo que es algo inevitable en mí. Se que tengo que dejar de hacerlo, pero no puedo... En el trabajo tengo la sensación de que las cosas no funcionan bien, o por lo menos como a mí me gustaría... y haciendo examen de conciencia he llegado a la conclusión de que soy demasiado exigente y perfeccionista, sí, pero es que en mi vida cotidiana soy exactamente igual!!!
 Y luego está lo de mi hijo... le exijo demasiado, quizás porque creo que él daría mucho más de si, y le recuerdo constantemente lo importante que es estudiar y sentirse bien consigo mismo. Sin duda está en una edad de cambios, y yo me hago cargo, pero le intento explicar que tiene que encontrar el equilibrio entre sentirse bien y hacer lo que se le exige en el colegio, que así todo será más sencillo. Es muy infantil, no quiere crecer, pero en el fondo sabe que la madurez llega y que deja atrás muchas cosas. Por la misma razón le digo que se dejan cosas en el camino, pero que no las tiene que olvidar, ya forman parte de él, y vendrán otras nuevas, y me gustaría que las aceptara con entusiasmo(aunque eso está muy bien decirlo, otra cosa es llevarlo a cabo).
Siempre estoy pendiente de él, pero sin que lo note demasiado, como al volver la esquina, cerca pero dejándole espacio, dándole confianza. Le dejo que se caiga para que vea donde están los peligros, para luego decirle que no pasa nada, que la próxima vez se hará menos daño, y sobre todo le dejo asumir sus únicas responsabilidades, estudiar y jugar, pero eso sí, con todas las consecuencias. Asumir que los resultados en el colegio son sólo de él, fruto de su esfuerzo o su pasotismo, y que sus juegos siguen siendo normales en casa pero no fuera. No espero recoger ningún fruto de él, mi amor es incondicional, no espero nada a cambio... bueno sí, que el me quiera tanto o más como yo lo quiero a él.