miércoles, 26 de septiembre de 2012

MIRAR HACIA ADELANTE.

No me lo puedo creer... Ya ha empezado el instituto y parece que fue ayer cuando empezó en el cole... Todo parecía ir por buen camino, después de un verano duro, intenso en sentimientos, llegó el gran día, y nosotros estábamos ahí para empujarlo a su nueva etapa, digo empujarlo porque por sí solo no era capaz. Le repetía una y otra vez que tenía que cambiar la actitud, que ya estaba bien de llorar y sentir añoranza por su antiguo colegio, había que mirar hacia adelante y afrontar la etapa que estaba por llegar con positivismo ya que era algo que tenía que hacer sí o sí. Lo conseguí, unos días antes de empezar se sentía angustiado pero seguro de que iba a ser diferente y no por ello malo. Nervios, alegría, incredulidad, un cóctel de sentimientos que tenía que beberse y digerirlo.
Nadie podía imaginar que poquitos días después, se encuentra por casualidad antiguos compañeros del primer colegio al que fue, eran muy pequeños pero por el barrio alguna vez se habían ido. El sólo tenía cinco años cuando lo cambiamos de colegio y me cuesta creer que ellos lo recuerden todavía como el niño gay que juega con "sirenitas". Lo peor es que lo están insultando por el pasillo y aunque no van a la misma clase es muy fácil que se encuentren por el centro... Hoy he intentado restarle importancia y aplaudir su comportamiento ya que ha ignorado lo que le decían y yo le he dicho que muy bien porque así se cansarán de él (ojalá).
Le he preguntado si quiere hablar con su tutora del tema y me ha dicho que sí, que quiere cortarlo de raíz porque el instituto es muy grande y no quiere que se corra la voz, muy buena reflexión, ¿verdad?
Bueno, así hemos empezado, con muchas ganas y deseando que lo que os he explicado quede en una simple anécdota...